" La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro” Salmo 67:6.
Es extraño cuán poco apreciamos las bendiciones espirituales que Dios nos da, pero aún más extraño es cuán poco apreciamos a Dios por lo que él realmente es. Es nuestro Dios, el salmista lo expresó al decir: La tierra dará su fruto..hablando de las bendiciones..nos bendecirá Dios…nuevamente habla de bendiciones, más finaliza el verso diciendo: el Dios nuestro.
Esta verdad es indiscutible pero es ignorada con frecuencia, Nos concentramos más en las bendiciones y olvidamos que lo más importante es que Dios , es nuestro Dios. Hoy reconozco que necesito pensar, reflexionar y meditar en esta gran verdad..Dios, es mi Dios y no quiero decir con esto que es mi posesión, más mi Dios acá habla de relación íntima,
Sí Dios es mi Dios, esto me exige que le tome en cuenta en todo lo que a mi vida se refiere. Cuantas veces pido consejo de él? Cuantas veces tomo el camino de mis propios negocios, sin buscar su guía? En mis problemas diarios con cuanta constancia me afano en sostener mis cargas en vez de dárselas al Señor que las puede sostener. Esto es porque yo no puedo sostener las cargas, por eso el dice que es mi sostén, mi refugio en el día de la angustia y que es mi pastor, porque él si puede y quiere sostener las cargas.
Si fallo en confiar en él y acudir a él con mis cargas como Dios que es impide que se liberen las riquezas de Dios, hoy necesita aprender la habilidad de acudir a él con la confianza de saber que él es mi Dios.
Sí él es mi Dios, entonces hoy haré uso de la oración, iré frecuentemente a él y al acercarme a él, el Señor marchitará mi fracaso y hará más grande el privilegio, sí algún enemigo me ha sitiado, Dios será mi escudo, si me pierdo en los laberintos de la vida, mi Dios será mi guía y él me dirigirá, qué más puedo desear?
Mi Dios es mi Dios y esto me llama a permanecer en esa relación de intimidad. Querer caminar solo tras las bendiciones y olvidarme de quién es él, es introducirme en un camino de egoísmo y satisfacción propia y yo no quiero tomar ese sendero.
“Señor, gracias por tu bondad y gracias por la oportunidad de ser tu hijo y sentir y saber que eres mi Padre. Hoy quiero no solo vivir de las bendiciones que proceden de tu mano, más también de la relación íntima, dulce y hermosa que en ti yo tengo. Quiero aprender a caminar en esa relación viva y hermosa que me enriquece y me fortalece. La plenitud y satisfacción que en ti encuentro jamás la encontraré en ningún otro lugar y en ninguna otra persona. Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano.
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